1+1 son 2, no 3
"En esta vida no todo se perdona".
Este es el caso de Andrea una joven mamá que confundida por los afanes de la adolescencia queda embarazada, lo cual la llevo a tomar un cambio repentino de vida, a buscar la responsabilidad que no tenía y a enfrentarse a un mundo lleno de retos y sacrificios que por su hija estaba dispuesta a asumir.
Así creció su hija Yuly, con la fuerza de una mamá que hacía de papá a la vez, con el apoyo y confianza de esta, aparentemente no necesitaban nada más, la niña cada vez se hacía mayor y Andrea con el tiempo más madura y responsable…. Hasta que conoció a Mateo un joven mecánico del barrio donde habitaban desde hace un par de años, apuesto, con presencia pero al parecer sin mucho futuro, ni buena intenciones.
Consolidaron una familia, después del pasar del tiempo, de charlas, risas,
juegos y buenos momentos, vivían juntos como las familias normales,
salían al parque, llevaba la niña al colegio, colaboraba en la casa y
tenia de intenciones de ser buen padre. ¿Qué más le podía pedir Andrea a
la vida? Si después de tantos años de soledad llega la persona que
crees indicada a demostrarte que se puede amar otra vez.
Asi paso el tiempo, no mucho, solo meses… Hasta que este hombre mostro su
verdadera cara, sus malas intenciones, su careta que se le caía por
trozos gigantes cada que miraba con morbo y deseo a la que más debía
respetar, la inocencia viva y pura de la casa, una niña que solo
necesitaba de un poco de amor para ser feliz. Pero no, no esa clase de
amor, no la que él estaba dispuesto a ofrecerle, ni como se lo quería
ofrecer.
Fueron días llenos de confusión para una niña que no entendía el por qué la
miraban tanto y de manera tan peculiar mientras jugaba, sin embargo por
su condición de inocencia no imagino el grave peligro que estaba
corriendo, solo se dedicaba a jugar con sus peluches, con los juguetes
que su madre le compraba y con la consentida mayor, Sasha su perrita.
El problema radico cuando la madre por motivos económicos se ausentaba más
de la cuenta de casa sin imaginar que algo terrible pasaría, sin
conocer el pasado oscuro de una persona que quiso aprovecharse de su
vida, sus sentimientos y de los más preciado, su hija.
Habia insinuaciones, demasiado afecto y cariño, caricias, besos que
atormentaban a una criatura de apenas 8 años todas las noches mientras
la madre dormía. A veces no entendemos por que sufre el que menos lo
merece, el que no tiene culpa alguna, pero en este caso como en muchos
de nuestro país, los niños son la presa fácil y vulnerable de personas
inconscientes y enfermas que quiere acabar con nuestro verdadero futuro,
la niñez.
Pasaron días, tal vez semana repitiéndose una y otra vez la misma historia sin
que la madre sospechara nada, su hija cansada de la misma situación
aunque atemorizada decidió confiar en la que creyó nunca le daría la
espalda, llorando desesperadamente contaba alguna de las muchas cosas
que este hombre hacía, mientras que ella, su madre, en su egoísmo la
castigaba por ser una mala hija, una mentirosa, una niña caprichosa y
celosa que solo quería alejarlos para así tener más tiempo con ella.
No fue mucho el tiempo que paso para que Andrea se diera cuenta de lo que
Mateo hacía con su hija, de la denigración absurda al que este la
sometía cada que hallaba oportunidad, llena de rabia, ira, impotencia y
odio hoy más que nunca por la vida se dirige hacia la cocina y sin
pensarlo dos veces le clava el cuchillo por la parte superior de la
espalda al agresor de su hija, causándole una muerte instantánea
atravesándole el corazón.
Y como pasa siempre, en estos casos y con la “justicia” a la que estamos
sometidos la madre fue a pagar toda una vida de cárcel por asesinar a
quien nunca debió haber existido, separándose así
de su único y verdadero amor, siendo la niña tratada psicológica y
psiquiátricamente y llevada a un centro para menores donde se harían
cargo de esta por los próximos 10 años.